El día que me muera no quiero excesos ni dramas. No quiero condescendencias, flores de temporada, lamentaciones póstumas, excusas fuera de tiesto, preguntas retóricas.
El día que me muera no quiero luto ni sombras. No quiero anotaciones al margen, contemplaciones caducas, lágrimas desmedidas, corazones en conserva, anotaciones al dorso.
El día que me muera no quiero perdones contrarrembolso, te quieros frustrados de invernadero, pésames sin sentido, visitas sorpresas, respuestas tardías recién descongeladas.
El día que me muera nada habrá cambiado. Nada cambiará. No será distinto de ayer ni de mañana. No te preguntes entonces lo que quisiste hacer o decir y callaste. No importará.
El día que me muera simplemente no estaré. Y la vida por suerte, seguirá su curso como hasta hoy. Y yo descansaré en paz.
"La muerte sólo tiene importancia en la medida en la que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida." André Malraux
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